Los medicamentos siguen siendo una de las herramientas terapéuticas más utilizadas en la actualidad. Su uso adecuado aporta enormes beneficios en cuanto al tratamiento o a la prevención de enfermedades, mejorando el estado de salud de las personas enfermas, o modificando estados fisiológicos que contribuyen a una mejora de la calidad de vida de los pacientes.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el uso adecuado de los medicamentos implica que el paciente reciba cada medicamento para la indicación específica, en la dosis correcta, durante el tiempo establecido y al menor coste posible para él y para la sociedad. Es decir, usar correctamente un medicamento para lograr su fin: curar y reparar la salud de las personas. No obstante, también debemos hacer un uso racional de los fármacos para evitar consecuencias negativas, como efectos secundarios, interacciones no deseadas o pérdida de eficacia, además de para frenar un coste personal, social y sanitario innecesario.
Según datos de la propia OMS, alrededor del 50% de los pacientes toman los medicamentos de forma incorrecta. ¿Crees que puede ser tu caso? Aquí tienes información que esperamos que te sea útil para subsanarlo.
Automedicación
Los pacientes están cada vez más y mejor informados, lo que influye en las decisiones personales que toman en torno a su salud. Es lo que se conoce como empoderamiento del paciente.
Se dice que una persona se automedica cuando toma un medicamento por decisión propia, sin la intervención de un profesional sanitario, con el fin de aliviar un síntoma o curar una enfermedad. A pesar de lo extendida que está esta práctica, la automedicación no está exenta de riesgos, relacionados con efectos secundarios, reacciones adversas, o pérdida de eficacia de un medicamento (como puede ser por ejemplo la generación de resistencias a los antibióticos). Por eso, ante la aparición de cualquier síntoma, antes de automedicarse se debe consultar siempre al médico o al farmacéutico, que establecerán el tratamiento y las recomendaciones higiénico-dietéticas más adecuadas a cada caso.
Errores más comunes en el uso de medicamentos
La prescripción de un medicamento viene dada por el médico, y su dispensación por el farmacéutico, pero en última instancia corresponde al paciente responsabilizarse de cumplir el tratamiento y las indicaciones dadas por estos dos profesionales sanitarios, asumiendo las directrices recomendadas no solo respecto al propio tratamiento farmacológico sino también respecto al estilo de vida.
En este sentido, los fallos más habituales a la hora de la toma de la medicación suelen ser:
- No seguir el horario prescrito para cada dosis. Esto es importantísimo, porque las pautas de dosificación se establecen para garantizar que el tratamiento tenga su eficacia.
- No completar la duración del tratamiento. Esto es especialmente importante en el uso de los antibióticos para no generar resistencias.
- Olvidar alguna dosis, lo que puede significar una pérdida total de su eficacia
- Descuidar la medicación durante los viajes o las vacaciones, debido a la relajación de otras rutinas.
- No dar al médico una información completa sobre los síntomas o la medicación habitual, que puede dar lugar a graves intoxicaciones o interacciones medicamentosas.
- Seguir las recomendaciones sobre fármacos de otras personas en base a sus resultados individuales para unos síntomas similares. No existen enfermedades sino enfermos, es decir, tratamientos y pautas adaptados a cada paciente según sus características.
Además, algunos factores que favorecen el incumplimiento terapéutico son la falta de educación sanitaria sobre la enfermedad padecida; la complejidad del tratamiento prescrito; la mala relación profesional sanitario-paciente; las reacciones adversas; y la falta de apoyo familiar, social y sanitario. Los pacientes ancianos constituyen un grupo especialmente susceptible a una peor adherencia terapéutica.
Consejos para usar correctamente los medicamentos
Existen algunas recomendaciones generales que pueden ayudarte a la hora de realizar un consumo responsable y adecuado de tu medicación:
- Participa activamente en todo lo que tenga que ver con tu tratamiento. Consulta tus dudas con el médico o farmacéutico para entender el tratamiento establecido, incluyendo los cambios en tu alimentación, ejercicio y otros hábitos.
- Sigue siempre las indicaciones del médico y las pautas en cuanto a dosis y duración del tratamiento y nunca lo suspendas sin un motivo justificado. Lo mejor es que el profesional, además de darte información de forma oral, te lo refleje también por escrito.
- Adquiere siempre tu medicación en la farmacia y confía en el farmacéutico. La farmacia es el único lugar autorizado en España para dispensar medicamentos. La compra de medicamentos en otros establecimientos o en Internet no garantiza su seguridad y eficacia. El asesoramiento y el consejo del farmacéutico es fundamental para un uso correcto de medicamentos o para resolver dudas al respecto.
- Lee detenidamente el prospecto para conocer tu medicamento y presta especial atención a la fecha de caducidad. Desecha los medicamentos que hayan sobrepasado su fecha de vencimiento.
- Guarda el medicamento siempre en su envase original y conserva también su prospecto, para poder consultar en todo momento la posología u otra información importante.
- Presta atención a las indicaciones de uso: si las formas sólidas deben ingerirse enteras, sin triturar o partir; con o sin alimentos; de pie o sentados… En cuanto a los fármacos líquidos, usa siempre los dosificadores que vienen en el envase.
- Ojo con los efectos secundarios. Presta especial atención a este apartado si vas a conducir o si tu actividad laboral tiene que ver con el manejo de maquinaria. Algunos medicamentos pueden producir somnolencia, reducción de los reflejos, aturdimiento y confusión.
- Tener clara la pauta de medicación puede resultar complicado, sobre todo en pacientes crónicos polimedicados. Si eres propenso a los despistes y a los olvidos respecto a tu medicación, puede resultarte útil diseñar un horario, asociar la toma con una tarea cotidiana, o programar una alarma en el móvil para recordarte cada toma. Recuerda que en la farmacia te ofrecemos el servicio de ordenar tu medicación en un sistema personalizado de dosificación (SPD), con el que recibirás un blister con tu medicación ordenada por tomas. Tomarás así la medicación que debes en cada momento y sin ningún tipo de error, que podría conllevar un peligro para la salud.
Otras consideraciones
¿Qué hago en caso de OLVIDAR una toma?
Consulta con el médico o farmacéutico ya que la solución es diferente según el medicamento y la enfermedad de que se trate.
Efectos secundarios y/o intoxicaciones
La mayoría de los efectos secundarios se presentan durante los primeros días de tratamiento y después desaparecen.
Informa en todo momento al médico o al farmacéutico sobre este aspecto, y ellos valorarán la importancia del caso y te aconsejarán qué hacer en cada circunstancia.
El horario de la medicación y las comidas
Para una adecuada eficacia del tratamiento es fundamental tener en cuenta el horario de la toma del medicamento y el horario de la comida.
Para algunos fármacos está establecido que sea «fuera de las comidas», es decir, con el estómago vacío (una hora antes o dos horas después de comer), para garantizar que los alimentos no interfieran la absorción del medicamento, ya que entonces no harían tanto efecto.
Otras veces será necesario hacerlo «durante la comida», o «inmediatamente después de comer», para evitar molestias en el estómago.
Por otro lado, algunos alimentos pueden interferir en la acción de los medicamentos. Es el caso por ejemplo de la leche y el queso con algunos antibióticos como las tetraciclinas, que pueden hacer que pierdan su efecto.
Medicamentos y alcohol
Hay ciertos medicamentos que tienen interacciones con algunos alimentos y bebidas, como el alcohol, que puede hacer aumentar o disminuir la acción de algunos medicamentos. Lee detenidamente el prospecto para informarte. Es especialmente recomendable no tomar bebidas alcohólicas juntamente con medicamentos que puedan reducir la atención y los reflejos (como tranquilizantes, medicamentos contra el mareo, la alergia, algunos del resfriado, etc.) porque se potencian los efectos de ambas sustancias.
Y después de tomar el medicamento, ¿qué?
Cierra correctamente el frasco para evitar una posible contaminación y conserva el medicamento en el envase original, con la finalidad de poder identificarlo en todo momento. Protégelo del calor, la humedad y la luz directa en lugar fresco y seco.
No guardes restos de medicamentos después de un tratamiento. Aparte de engrosar innecesariamente el botiquín de casa, existe el peligro de que, pasado un tiempo, olvidemos para qué utilizábamos aquel medicamento o lo confundamos con otro. En las farmacias tienes disponibles unos contenedores especiales para depositar todos aquellos medicamentos caducados o que ya no se utilizan y darles el tratamiento medioambiental adecuado. Nunca los tires a la basura.
No dejes los medicamentos al alcance de los niños.
Consúltanos en la farmacia cualquier duda respecto a tu medicación. Con diálogo, nos será mucho más fácil darte un buen consejo, lo que repercutirá en la efectividad de tu tratamiento. Nuestra experiencia demuestra que una buena relación farmacéutico-paciente es fundamental para conseguir la adherencia terapéutica. ¡Estamos para ayudarte!
Fuentes: Cinfa, InfoSalud, COFB